Agua salada
"Mi copla tiene un paisaje
de camino y soledad
tiene el color del silencio
del llanto tiene la sal" (*)
de camino y soledad
tiene el color del silencio
del llanto tiene la sal" (*)
Una señora cuarentona, bien vestida, con un saco cruzado, bufanda y un elegante gorro de lana, llora sentada sola en un banco de plaza. Se seca las lágrimas con un pañuelito de papel que sacó de su cartera. Acaba de verificar las sospechas de que su marido la engaña.
Enfrente, una nenita estalla en llantos en la puerta del quiosco porque su madre no quiere comprarle más caramelos.
En el colectivo que pasa justo por ahí, un flaco no puede creer que su novia lo acaba de dejar por medio de un mensaje de texto. Sumergido en la impotencia, se le caen unas lágrimas.
A unas tres cuadras, un solterón recibe la noticia de la muerte de su madre y solloza abrazado a un cura amigo.
En el baño del colegio de la esquina, una chica llora a moco tendido por un aplazo que cree injusto en Biología y es consolada por dos compañeras.
El mundo de cada uno de nosotros en tan grande o tan pequeño según querramos (o podamos). Insertos en él, algunos problemas se convierten en tan graves que nos hacen llorar.
Nadie puede juzgar la gravedad de temas ajenos. Simplemente, en ese momento, nuestro problema es el más grave de todos.
(*) Fragmento extraído de la canción de Divididos "Vientito del Tucumán".
Wow!! creo que eso es lo que nos hace ser únicos e irrepetibles.
nuestros dramas no son los más graves pero son nuestros.
Claro..
como para no ir a cortarme el mambo en mi blog!
En cuanto a su escrito: a mi casi que me duele la facilidad con la que olvido mis dolores.
Basta de estar triste, Man(dinga): es una orden. Enojate ya.
vamos, mandinga, salga del averno!
Uy! Su concepto lo he repetido mucho últimamente ¡ Cosa e' Mandinga!
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