<body><script type="text/javascript"> function setAttributeOnload(object, attribute, val) { if(window.addEventListener) { window.addEventListener('load', function(){ object[attribute] = val; }, false); } else { window.attachEvent('onload', function(){ object[attribute] = val; }); } } </script> <div id="navbar-iframe-container"></div> <script type="text/javascript" src="https://apis.google.com/js/platform.js"></script> <script type="text/javascript"> gapi.load("gapi.iframes:gapi.iframes.style.bubble", function() { if (gapi.iframes && gapi.iframes.getContext) { gapi.iframes.getContext().openChild({ url: 'https://www.blogger.com/navbar.g?targetBlogID\x3d15072090\x26blogName\x3dSIN+SITE\x26publishMode\x3dPUBLISH_MODE_BLOGSPOT\x26navbarType\x3dBLACK\x26layoutType\x3dCLASSIC\x26searchRoot\x3dhttps://sinsite.blogspot.com/search\x26blogLocale\x3des_AR\x26v\x3d2\x26homepageUrl\x3dhttp://sinsite.blogspot.com/\x26vt\x3d1509012716353188866', where: document.getElementById("navbar-iframe-container"), id: "navbar-iframe" }); } }); </script>

29.9.08

Miserable

        Tengo un gran recuerdo de mi amiga Fernanda.
        A los veinte, estuve muy enamorado de ella, pero nunca me animé a decírselo. Ahora, a la distancia, me parece imposible que no se haya dado cuenta. Me provoca una mezcla de vergüenza y ternura recordar esa situación.
        El tiempo pasó, nos hicimos más amigos, yo me enamoré de otras y ella formó una familia.
        Obligaciones y viajes nos fueron distanciando y ya casi ni nos hablamos.
        Anoche soñé con ella: nos mirábamos, nos tocábamos, nos cogíamos. Nos amábamos.
        Hoy tuve la necesidad de llamarla. Charlamos un buen rato y me dio la primicia de su segundo embarazo. Me puse muy feliz. Creo.
        En un segundo plano quedaron la alegría provocada por una confirmación laboral esperada y mi (supuesta) estabilidad sentimental.
        Ahora estoy acá, frente a esta pantalla, buscándole una explicación al insomnio.
 
        Hay sueños que simplemente se revelan ante nuestras negaciones, y no hacen más que recordarnos que las cosas no están tan bien como creemos.