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31.10.06

Puticlub

        Y ahí esta el viejo sentado, solo en la mesa, mareando al cubito de hielo de su enésimo vaso de whisky.
        Disfruta de esas nenas besándose las tetitas arriba del escenario y grita, buscando complicidad en todos los pelotudos que estamos a su alrededor.
        Sabe que hoy, como casi siempre, va a canjear una buena suma de dinero por un poco de cariño.
        Y si tiene suerte, cuando llegue borracho a casa, no va a tener que darle esplicaciones a su señora dormida y resignada.
 
        En el fondo, el viejo está triste porque paga para coger. Pero está más triste porque puede coger sin pagar, pero sin amar.

   

23.10.06

Sub-lime

    Algunos momentos sublimes en casa (sin ningún orden aparente):
 
    ● Cuando me termino de bañar, aún con el toallón en la cintura y medio mojado, sentarme unos minutos frente a la TV a ver cualquier cosa.
    ● Cuando apoyo la cabeza en la almohada para dormir la siesta después de toda la mañana de trabajar frente a la PC.
    ● Cuando me siento a boludear en la PC después de toda la tarde de trabajar en la calle.
    ● Cuando apoyo la cabeza en la almohada para dormir después de horas de boludear frente a la PC.
    ● Cuando me tiro en la cama a ver algún evento deportivo; mano izquierda, control remoto; mano derecha, rascando las bolas (si, perdón).
    ● Cuando acabamos, acariciarle la espalda desnuda hasta que se quede dormida.
 
    La idea original era poner diez, pero no se me ocurren más.

   

16.10.06

El pecado II

PARA INTERPRETAR CORRECTAMENTE EL SIGUIENTE TEXTO RECOMIENDO LEER ANTES:

· EL PECADO I


- Quiero verte. Vení a casa que estoy sola – dijo.

Colgué el teléfono y me recosté sobre el respaldo del sillón, al mismo tiempo que me fregaba los ojos con las palmas de las manos. Giré y después de esos segundos que tarda la vista en hacer foco, me vi en el espejo grande que está en la pared lateral del estudio. Estaba sonriendo.

Y si. Había esperado mucho ese momento. El motivo por el cual me despertaba día a día, el juego de seducción de meses se acababa. Estaba a punto de dar sus frutos, se consumaba. Con todas sus implicancias.

Como no iba a tener ninguna manera de explicar el por qué de mi auto estacionado en su cochera, decidí caminar las diez cuadras que nos separaban. Creo que no fue acertada mi decisión. Esa caminata no hizo más que “maquinarme” acerca de lo que estaba por vivir. Después de la segunda cuadra estaba decidido a arrinconarla ni bien me recibiera. Cuando crucé la quinta creía que lo mejor era dejarla tomar la iniciativa. En la octava juré que no le iba a tocar ni un pelo sin antes hablar un poco de nosotros. Cuando llegué a su puerta estaba convencido de que todo esto era parte de su juego y que lo único que ella quería era una aventura. Con esa idea instalada, toqué el timbre.

Ese minuto que tarda en bajar del quinto piso me pareció una hora. Traté de adivinar el numerito en el display del ascensor pera palpitar su llegada. Pero no lo distinguía bien. Hasta que apareció.

Los cinco metros que caminó desde el ascensor a la puerta me alcanzaron para mirarla bien. Vestía una musculosa blanca y un jean. En los pies tenía unas chatitas marrones. Su pelo rubio estaba recogido en casi su totalidad; sólo unas mechas estaban intencionalmente sueltas. Ella brillaba. Lo juro. Me encantaba. La amaba.

- Qué rápido que llegaste – dijo después de saludarme con un beso en la mejilla. Dudé si no habría corrido esas diez cuadras. Sinceramente estaba muy perturbado. A mi me había parecido una eternidad.

- Te parece? Si pasaron como…- dije mientras miraba el reloj – …dos minutos desde que llamaste! – Y largamos los dos una carcajada. La mía por nervios. La de ella, supongo, por cortesía.

Por primera vez en la noche me sentía realmente nervioso. Cualquier cosa que hacía me parecía mal. Tenía miedo.

Subimos al ascensor. Mientras cerraba las puertas y antes de pulsar el “5” me volvió a la cabeza la idea de que todo esto fuera su capricho. Entonces llegué a la conclusión de que era mejor que nos hubiésemos tratado con cierta distancia. Podríamos hablar un poco acerca de nosotros. Me di vuelta y cuando iba a hacerle algún comentario sin sentido para amenizar el ascenso, se me tiró encima y me dio el mejor beso que alguien me haya dado hasta entonces.


- CONTINUARÁ –

   

11.10.06

El pecado I

- No boluda!, vos tomás a los hombres como trofeos. Hay miles en el mundo. Con mi hermano no!

Algo así escuché que le dijo mi “hermanita” a su amiga, bajando la voz.

No voy a negarlo. Esas palabras me sorprendieron gratamente. Me acuerdo ahora y se me dibuja una sonrisa. Pero la realidad es que a partir de ese momento empecé a prestarle atención.

A Rox la había visto crecer al lado de mi hermana. Era la misma nena de nueve o diez años que venía a la pileta de casa. Y yo, un "señor grande" de diecisiete me quejaba de los gritos. Pero había pasado el tiempo.

Y la fui redescubriendo a fuerza de coqueteos y miradas que se estiraban. Tal vez me la cruzara dos o tres veces por día, pero esos momentos eran sublimes.

Yo sentía que esos ojos celestes, entonces inocentes, me deseaban. Quería tenerla, tocarla, cogerla.

Los días pasaron y la libido aumentó.

De todas maneras siempre me rondó en la cabeza aquello que había escuchado. Sería un capricho más de ella?. Reconozco que ese dato me intimidó lo suficiente como para no tomar la iniciativa.

Igualmente no hizo falta. Una noche me llamó.



- CONTINUARÁ -

   

10.10.06

Copy/Paste I

   "El mejor truco que hizo el Diablo fue convencer al mundo de que no existe"

Keyser Söze

   

9.10.06

Plumas


River 3 - Boca 1 (era hora)

   

4.10.06

Reptil

   Si, arrastrate putita. Es lo mínimo que podés hacer.
   Tal vez alguna de estas lágrimas las hayas provocado vos.